JOHN M. CHURCH.
Yo era apoderado de los ferrocarriles “Q”
y de la Compañía de Indemnizaciones con las que tenían su seguro
los dueños de la mina.
Recurrí a todas mis influencias con jueces y jurados,
y con los tribunales supremos para rechazar las reclamaciones
de accidentados, viudas y huérfanos,
y así me hice rico.
El colegio de abogados me elogió
en una resolución altisonante.
Y me mandaron muchas coronas de flores…
¡Pero las ratas me han devorado el corazón
y en mi cráneo ha anidado una serpiente!
Edgar Lee Masters. Antología de Spoon River. Editorial Catedra.
Los que llenan su hocico de asfalto de Wall Street. Los calificadores de vidas descalificados. Los pensionistas millonarios de la desvergüenza. Una rata en su corazón. Los altos cargas. Los altos ficcionarios dueños de los cataclismos. Los altos privatizadores de esperanza. Una serpiente en su cráneo. Los gestores de gigantes sin ojos. Los inoportunos oportunistas. Los especuladores del ayuno ajeno. Una rata en su corazón. Los juglares del capital. Los tahúres de la rabia cercana. Los terapeutas de la enfermedad privada con el cáncer público. Una serpiente en su cráneo. Los que creen que la dignidad es un traje. Los que creen que la razón es un bolsillo. Los que creen que la eternidad es una foto en el periódico. Una rata en su corazón.
Muy buena, esta letanía de todos los demonios. Por cierto, ve pensando cómo vas a explicarles a mis alumnos que lo de Bousoño es un poema.
Letanía de auténtica religión, la de la unión aunque sea unión contra. Sé que suena un poco litúrgico pero hay que buscar algo sagrado en este mundo. Se me ocurre que estaría bien que la dignidad lo fuera y no lo fuera el dinero.
Lo de Bousoño…algo tendría que explicar aquí antes que a tus alumnos. Yo les explico algo, lo que sea, pero seguro que me explican ellos a mí más cosas.